A través de las historias que presentamos en esta investigación visualizamos el afán punitivo del Estado, que se canaliza de manera especial a través del sistema de salud, en donde confirmamos que los hospitales se convierten en espacios disciplinadores para las mujeres cuando las y los profesionales de la salud reproducen creencias y patrones socioculturales que acrecientan la violencia de género y la desigualdad, al imponerse estos sobre las decisiones, cuerpos y deseos de las mujeres mediante la denuncia y el castigo.
Al revisar las sentencias emitidas por el delito de aborto consentido develamos cuáles son los discursos y prácticas que se encuentran presentes en la criminalización de mujeres y personas gestantes, y cómo las mismas se conectan con los estereotipos de género y el estigma que recae sobre el aborto. E identificamos que se pone en marcha una red de castigo que incluye a las instituciones de salud y de justicia, así como se ejecutan múltiples instrumentos probatorios enfocados en criminalizar a las mujeres y la decisión de abortar.